Para presentar los temas de su nuevo disco “Seguro de ná”, el granadino Jose Miguel Romerosa Vico, “El Jose”, pisaba el escenario del Teatro EDP Gran Vía, algo que sin duda supone un gran paso para un artista que hace de la simplicidad de su música todo un arte y que está sabiendo llegar cada vez a un número de personas muy a tener en cuenta y, a su vez, muy variopintas.
Fotografías y redacción: Raúl Blanco Lozano.
Con la introducción grabada iba apareciendo en escena la banda que acompaña al Jose para comenzar de la misma forma que su último lanzamiento, “Voy a inventarme un camino”, “Ese acento de Graná no vende na”, para pasar luego a “No te vayas sin desayunar” de su anterior “Yo sin tú”. Como comenté anteriormente, y para desarrollar un poco más la intención, qué difícil es hacer las cosas fáciles. Curiosa contradicción, ¿verdad? Pero creo que es la mejor definición. Como él mismo dice, no tiene la mejor voz del planeta, puede que ni de la “placeta”, pero cuando crees en lo que haces y te diviertes haciéndolo pasan estas cosas, directos que son una auténtica fiesta y una juerga como las que puedes correrte con tus mejores amigos y luego pasas largo tiempo recordando siempre con una sonrisa en la cara de oreja a oreja.
“Respirar el aire” ponía un poco de calma después del agitado arranque, algo que consiguió calmar un poco los ánimos de fiesta, pero no de diversión ya que el tema tuvo de coro las voces de todos los asistentes. “Estáis loquísimos, qué cantidad de gente, la próxima en Las Ventas”, fue el comentario antes de seguir con la juerga para preguntar a quién de los que estábamos allí nos gustaba el rock, “pues me parece muy bien porque voy a hacer un pasodoble que está en mi primer disco”; así es la guasa y el desparpajo que tiene El Jose sobre el escenario, con una personalidad de esas que atrapan, un músico y una banda capaz de intercalar en “Pasodoble arrojadizo” fragmentos de “Francisco alegre” y “Bella Ciao”.
Fue la primera vez que veía a El Jose en directo y para ser sincero, lo reconozco, no esperaba ni de lejos esta tremenda fiesta, y quizás menos aún, la tremenda banda que leva con él: Julián Suárez a la guitarra eléctrica aporta la energía de una banda de rock, aunque no lo sea; Juanma en los teclados y flauta aporta, quizás, el talento absoluto; Sapillo (bajo) y Nano (batería) son los mayores apoyos para El Jose, además de colaborar con una gran dosis de desparpajo y alegría, algo que tiene el contrapunto, en su justa medida, desde la percusión. Tuvimos sorpresa, un invitado especial: “A la orillita de un río de lava” contó con la colaboración de El Pau, antes de interpretar uno de sus temas mas reconocidos y queridos por su público, “Renuncio”.
Debería prodigarse más en la presentación de los temas El Jose, tiene ese gracejo que hacen especiales los conciertos. Para “Vaya pollas de gobierno”, por ejemplo, y aunque no necesite mucha explicación, recordó “ese tremendo el virus tan complejo que hay que se llama corrupción, que hace que te crezcan cosas en las playas y que tiene como remedio solamente algo como la cárcel, pero nos sale caro”. “La herida” comenzó con toda la banda cantando justo a El Jose y su guitarra al borde del escenario y sin micros en la que nuevamente “dio la nota”, y de qué manera: Juanma García vestido de mariachi y con voz de tenor, antes de regresar todos a su puesto y que el propio Juanma viviera una odisea con la petaca de sonido, el pantalón, el InEar…consiguió agobiarme hasta a mi de ver su sufrimiento, y el del técnico de sonido, para dejarlo todo en orden. “Haciendo cola en el Primark” despedía al grupo, que volvió para darnos el último adiós con “Epístola femenina” tras poco más de hora y media de concierto.
Como comenté al principio de esta crónica, me llevo una muy grata sorpresa de lo vivido en el Teatro EDP Gran Vía, no llevaba ninguna idea preestablecida sobre lo que iba a ver, pero, sin lugar a duda, el concierto hizo que pasara una maravillosa tarde, muy alegre y divertida, y más allá de todo eso, musicalmente inesperada.