Beatriz Cepeda, más conocida como Perra de Satán, es una escritora, locutora, redactora, crítica de cine y creadora de contenido que se hizo conocida en España gracias al mundo de las redes sociales. Su ingenio y su sentido del humor casan perfectamente con su faceta más crítica, siendo, le guste o no, una activista que ha roto muchos esquemas y estereotipos usando el humor y la palabra como armas principales. No tiene reparo alguno a la hora de hablar de ciertos temas tabú, como la necesidad de visibilizar los problemas que tienen las personas gordas y todos los obstáculos de más a los que se tienen que enfrentar porque la sociedad les exige cambiar aunque no tengan por qué tener ningún problema de salud.

Por otro lado, nuestra Perra favorita tiene otras aficiones que van más allá de tener que recordarle al mundo día sí y día también que las personas con sobrepeso merecen los mismos derechos y oportunidades que gente normativa como tú, que seguramente estés leyendo este artículo mientras te bebes tu Coca-Cola normal («la Light es solo para gordos») o después de cenarte un Telepizza sin ningún “deberías alimentarte mejor” de fondo. Pero bueno, a lo que íbamos: Perra de Satán tiene otras aficiones, sí, y es que reconoce libre de vergüenza sentir una devoción desmesurada hacia la Semana Santa y los penes. Así, todo de seguido y del tirón. ¿Cómo te lo comes?

Pues dos más dos son cuatro y en Elan Cultural queremos que todo el mundo esté contento, así que os dejamos con la entrevista y la sesión de fotos que le hicimos con todo el cariño del mundo. ¡Dentro reportaje!

Elan Cultural: buenos días, Perra de Satán. ¿Cómo estás?

Perra de Satán: pues estoy llorando lágrimas de sangre. ¿Alguna vez habíais hecho una entrevista con una mujer que lloraba sangre?

Elan Cultural: siempre hay una primera vez para todo.

Perra de Satán: me siento como en una canción de Alaska, la de “Quiero ser santa”. Menudo mood de beata que tengo hoy.

Elan Cultural: la verdad es que eres un poco Isabel Díaz Ayuso en esa foto de cuarentena con los brazos cruzados, luces muy extraña ahora mismo.

Perra de Satán: pues mira, me han dicho muchas veces que me parezco mucho a Ayuso y lo llevo un poco regular. Cuando lo digo a veces me responden que a algunos Ayuso les parece guapa, pero yo no sé a qué gente, y no lo digo porque me parezca fea, es solo que yo no podría fijarme en una Ayuso. Físicamente es guapa, no me produce rechazo, pero es que tenemos ideas demasiado distintas. ¿Cuántos años tiene Ayuso, por cierto?

Elan Cultural: no tengo ni idea, pero es de esas personas que entran perfectamente en esa franja entre los treinta y los cincuenta y cinco años, que te lo crees igual.

Perra de Satán: real, real. Es que tiene un estilo demasiado clásico, aunque a mí eso me da igual. Lo que me repele un poco es su forma de hacer política. Es que ella confunde libertad con liberalismo, que no es lo mismo, y al final hace política de confusión. Había una drag queen que me gustaba mucho que cuando empezó a hacer campaña política no paraba de decir: “look over there!”, haciendo una crítica a los políticos que intentan que mires a otra parte para no ver lo que de verdad importa. Pues eso es Isabel Díaz Ayuso, una política que te dice que estás de puta madre y que a veces se inventa problemas para darle soluciones irreales y que parezca que nos arregla la vida. Mira lo del Zendal: te hace un hospital y lo llena de médicos que ha quitado de otros hospitales. El problema de la sanidad es que necesita inversión en absolutamente todos sus aspectos, incluyendo el del poco personal sanitario que hay en Madrid. Intentar solucionarlo construyendo un hospital millonario y quitando a los médicos de sus puestos de trabajo para poder llenarlo es una solución irreal a un problema que seguimos teniendo.

Elan Cultural: pasó hace unas semanas con el tema de los franceses que llegaban a Barajas mientras nosotros no podíamos ir a otras comunidades. Solo se habló de la injusticia de “ellos sí y nosotros no” cuando hay mucho más de fondo.

Perra de Satán: pues sí, es algo injusto, pero lo que nos tenemos que preguntar realmente es que por qué tenemos que ser el botellón de Europa. Es muy incómodo pasear por el centro de Madrid e ir al cine porque está todo lleno de ruido, de borrachos, de gente a la que le da igual todo y que no respeta las medidas sanitarias porque viene aquí de vacaciones aunque estemos en plena pandemia. En la prepandemia no pasaba esto porque la gente se emborrachaba a las tres, cuatro, cinco de la mañana, y yo no me tenía que cruzar con borrachos cuando iba al cine. Ahora sí, y no es agradable ni de ver ni de aceptar. Que no se nos olvide que esos franceses hacen eso en Madrid porque en Francia no pueden porque allí tienen medidas lógicas. Lo que no es lógico es que encima de que se les permita hacer turismo de esta manera en una pandemia mientras la gente de Madrid no puede ir a ver a su familia a otras comunidades, aquí haya políticos que incentiven este tipo de viajes.

Elan Cultural: ¿no te da miedo hablar tan abiertamente de temas como estos teniendo tanta repercusión en redes?

Perra de Satán: es verdad que esto tendrá su repercusión, pero yo soy perra vieja. Me abrí la cuenta de Twitter de @perradesatan en 2008, así que fíjate, son trece años ya. Ya he vivido absolutamente todo lo que se puede vivir en las redes sociales: he vivido linchamientos, he vivido que personas importantes y con poder pongan en mi contra a la gente, he vivido ensalzamientos que me ponían como lo mejor, he vivido críticas de todo tipo… al final, la conclusión que yo saqué, que no sé si es la adecuada pero es la que saqué, es que tengo que hacer lo que quiera porque da igual lo que haga y con qué intención lo haga, que me van a criticar igual. Sabiendo que diga lo que diga y haga lo que haga la gente lo interpretará como le dé la gana, pues no tengo en cuenta lo que puedan decir de mí. Ya puedes subir la foto de un perrito que se meten contigo con el “no compres, adopta” sin que yo haya dicho nada al respecto, o “estás maltratando a tu animal”, o “estás utilizando a tu perro para ganar unos cuantos likes”. Es que hagas lo que hagas, si tienes una determinada repercusión, generará polémica, así que lo que he empezado a hacer es lo contrario a lo que se podría pensar: en vez de controlar lo que digo por si molesta, digo lo que me dé la gana porque ya sé que va a molestar, así que, que moleste, pero que al menos me escuchen.

Elan Cultural: hace poco, después de un episodio del docuserie de Rocío Carrasco, pusiste en Twitter que era vital escuchar a las personas antes de señalarles con el dedo. Es algo que todo el mundo sabe, pero que nadie aplica en la realidad. Hay que escuchar a todas las personas siempre.

Perra de Satán: no creo que todo el mundo sepa que toda persona merece ser escuchada. No creo eso. Creo que incluso yo misma he dejado de escuchar algunas veces porque tengo prejuicios que no me permiten escuchar a una persona. No creo que se dé el caso, pero imagínate que un día Isabel Díaz Ayuso dice algo coherente, algo real, algo importante. Pues por los prejuicios que tengo hacia ella no querría escucharla. Creo que eso nos ocurre a muchos, y me incluyo. Somos tan prejuiciosos y estamos tan polarizados que tenemos una opinión antes de escuchar a una persona, y eso, en el caso de víctima y en el caso concreto de víctimas de maltrato, es lo peor del mundo. Un “voy contigo a muerte” o un “estás mintiendo a muerte” antes de escuchar a nadie… mira, yo no soy quien tiene que decir si una persona está mintiendo o no, si Rocío miente o dice la verdad. No me corresponde a mí, pero lo que sí me corresponde es escuchar, porque toda persona tiene el derecho a que se le escuche hablar, pero mucho más si esa persona es víctima de maltrato, como es el caso de Rocío Carrasco. Creo que cuando escuchemos a las personas y empaticemos con ellas será cuando por fin llegue el cambio social. No digo que entiendas a todo el mundo, que las apoyes, que las critiques, da igual, eso viene después. Lo primordial es escuchar, porque si no escuchas su discurso, jamás sabrás por lo que tiene que pasar una mujer maltratada. Si le niegas la palabra, le estás negando absolutamente todo. Hay que desmitificar también el mito de la mujer maltratada como mujer santa. La mujer maltratada, como cualquier otra persona, es compleja y puede haber obrado mal, pero hay que saber que obrar mal en la vida es algo natural y no quita que haya sufrido maltrato. Muchas víctimas de maltrato luego maltratan porque es lo que han aprendido; desgraciadamente es habitual que una persona que ha crecido en su casa viendo y viviendo maltratos, termine maltratando. Es fundamental escuchar a la gente, escuchar lo que tengan que decir sin juzgar. Hay que dejar hablar a todo el mundo, y ya después iremos viendo. A Rocío Carrasco se le critica muchísimo el hacer lo que está haciendo de la forma en la que lo está haciendo, pero por encima de eso hay algo más importante, y es que por fin la han dejado hablar. Creo y espero que eso sea importante para que la sociedad avance.

Elan Cultural: contaste en una entrevista que para ti fue un antes y un después el pedir ayuda psicológica para poder aceptarte a ti misma. ¿Crees que si la gente normalizara el hecho de ir a un psicólogo seríamos capaces de escucharnos más y, por lo tanto, mejorar como sociedad?

Perra de Satán: totalmente. Una de las cosas que haces al ir a terapia es entender que eres culpable y responsable de muchas cosas, que has obrado mal muchas veces, y hay gente que no lo acepta. Hay mucha gente que no acepta que se ha confundido, que ha obrado mal, que se ha equivocado, que ha hecho daño conscientemente. Yendo a terapia consigues aceptarte, y eso no significa decirte a ti misma “ay, pues peso muchos kilos, voy a aceptarme”. No. Aceptarte significa entender que eres una persona, que eres compleja, que has hecho cosas bien, has hecho cosas mal, has hecho cosas regular, has hecho cosas muy grandes, has hecho cosas que no le importan a nadie… aceptar es aceptarte al cien por cien, y eso significa asumir errores y enfrentarte a las consecuencias. A mí me escribe muchísima gente para desahogarse. Es como que no tienen a alguien de confianza a quien contarle algo, y aunque no me conocen de nada, me cuentan sus cosas, como que creen que tienen bulimia, por ejemplo. Lo único que puedo hacer es escucharles, comprenderles y abrazarles, pero la única solución es ir a terapia. Es como si vienes con una pierna rota: te puedo dar un ibuprofeno y te puedo prestar mi hombro para que llores, pero si no vamos a urgencias, esa pierna no se va a arreglar. Hay gente que me responde que le da miedo ir a terapia por lo que pueda salir de ahí, y eso significa que la gente se tiene miedo a sí misma. Eso es muy fuerte.

Elan Cultural: en otra entrevista dijiste literalmente: “la mayoría de las ocasiones serás tú quien rechace tu propio cuerpo”. Justo antes de ponerte a hablar conmigo te has hecho una sesión de fotos súper sexy, y además alguna vez has subido fotos a Instagram enseñando el cuerpo. ¿Qué se te pasa por la cabeza al hacerte de fotos y al subirlas? ¿Sigue siendo algo difícil para ti o has conseguido superar ese rechazo?

Perra de Satán: difícil no es porque ya lo aceptas, ya sabes que van a venir los comentarios negativos y tóxicos, así que estás preparada para ello, no te sorprendes y sabes gestionarlo porque te ha pasado mil veces. Cuando hago sesiones mega sexies o subo una foto al Instagram, lo hago desde el egoísmo. Lo hago por mí, solo por mí y solo para mí porque hacerlo es importante para mí, es parte de mi propio proceso. Ahora, también es verdad que hay un poquito de narcisismo porque yo sé, y los datos los podéis ver si os metéis en mi Instagram, que las fotos que más likes tienen son en las que enseño chicha, así que subo una foto enseñando chicha, lo peto un poco y listo. Si empecé a hacerme sesiones de este tipo fue por puro egoísmo como parte de mi propio proceso de aceptación y de lidiar con muchas cosas. Por ejemplo, preparando la sesión que me habéis hecho, os comenté que en este momento de mi vida estoy teniendo conflictos con mi cuerpo porque ha cambiado, todavía no lo manejo y eso me hace sentir insegura. Antes podía pesar ciento quince kilos, pero tenía el control sobre mi cuerpo, así que aunque estaba gorda, obesa clínicamente hablando, yo me sentía muy segura con él. Ahora ha cambiado y le tengo que volver a coger el truco, así que me han venido muchas inseguridades. Es paradójico que peses muchos kilos menos y te sientas más insegura, pero estoy tranquila porque sé que mi inseguridad nace de eso, de tener un cuerpo nuevo y no saber cómo comprarme la ropa, o de ver que ahora es más blandito que antes, pero sé que si me acepté en otros momentos de mi vida, voy a aprender a manejar esto porque la terapia que hice me dio las herramientas que necesitaba para aceptarme. Necesito tiempo, necesito adaptarme, necesito volver a verme y a vestirme cómodamente. Es que, fíjate, todavía no me he comprado una prenda de ropa que me guste mucho y que me siente muy bien, desde que he perdido peso no me he ido de compras para comprarme algún capricho, un vestido bonito o algo con lo que me crea “la Beyoncebe”, y eso es parte de la aceptación.

Elan Cultural: bueno, ¡ya has dado un paso importante poniéndote el kimono para la sesión!

Perra de Satán: sí, es que es maravilloso. Cuando llegue a casa me voy a comprar uno de esos, es que es una fantasía.

Elan Cultural: es verdad que cada vez escucho a más gente hablando sobre la deconstrucción y defendiendo el “vive y deja vivir”. ¿Crees que a la hora de la verdad, aunque esté habiendo cada vez más discursos de este tipo, la sociedad realmente está avanzando?

Perra de Satán: creo que un poquito sí. Es muy distinto el cómo funcionaba el mundo en el año 2000 que en este 2021 en el que estamos, hay muchos cambios. Todavía no está normalizado el ser una persona gorda, pero sí estamos empezando a ver revistas de mujeres no canónicas. Yo, que compro muchísimo en ASOS, veo que las modelos salen sin Photoshop con sus estrías, con sus manchas en la piel… Eso es algo que no me hace sentir ni mejor ni peor, simplemente me llama la atención porque hoy en día es difícil ver a una modelo con el estómago colgandero, y eso es algo que poco a poco se van normalizando. Creo que las redes sociales han hecho mucho, porque aunque hayan hecho mucho mal, han provocado mucho bien, como por ejemplo que pase lo que pase y seas como seas, cualquiera puede abrirse una cuenta de Instagram, y ahí hemos visto a mujeres de todos los tamaños, a hombres de todas las masculinidades, a mujeres de feministas, a mujeres de VOX, a activistas… El hecho de que en las redes sociales quepa gente de todo tipo y que tú seas el que se crea su propia burbuja por las cuentas que sigues, hace que haya muchísima diversidad aunque las empresas y las marcas por norma general sigan siguiendo los cánones de siempre. Si a ti eso no te convence o quieres explorar algo nuevo, puedes seguir a otro tipo de personas. Hay cosas que he visto por primera vez en rede sociales, como la gente de género binario. Si no llega a ser por las redes sociales, nunca habría estado en contacto con ellas. Tampoco me habría metido en el #StopAsianHate, que es un movimiento que lucha contra del odio hacia la comunidad asiática que se creó en Estados Unidos por la campaña de Trump contra China con lo del virus chino. Debido a ese odio, hace poco hubo un atentado en el que murieron ocho personas, seis de ellas asiáticas. En mi entorno no tengo personas asiáticas, pero gracias a las redes sociales estoy enterada del tema, puedo escuchar y entender a las personas, puedo empatizar con ellas…

Elan Cultural: has escrito mucho acerca del físico y de la aceptación del yo. ¿Recuerdas cómo fueron tus primeros textos sobre estos temas?

Perra de Satán: no. Te puedo contar que empecé a escribir porque mi abuelo me lo mandaba. Él era portero en un edificio y cuando yo salía del cole, me iba para allá y me pasaba todas las tardes con él hasta que mis padres me podían pasar a buscar. Para que no diera guerra, me daba algo para leer o un papel para escribir y me mandaba inventarme un cuento sobre una jirafa y una pulga, por ejemplo. Así empecé a escribir. Después, cuando empecé a hacerlo por mi cuenta, me puse con la ficción y estuve con ella muchos años. El primer texto reveindicativo cayó seguramente en WeLoversize, que es una web de bodypositive y quizás fue allí donde empecé a expresar y a defender mis propias opiniones.

Elan Cultural: ¿cómo te sentiste en esas primeras veces en las que te expresabas en público para defender tus ideas?

Perra de Satán: probablemente una mezcla de euforia y desconcierto. Si crees mucho en algo y de pronto una persona te lo invalida o te insulta por pensar así, seguramente me quedaría sin entender que alguien fuera en contra de mí como persona por algo que he escrito sin ninguna maldad. Eso es la parte mala de las redes sociales, y es que la gente nunca deja de sorprenderme. Es que dices algo tipo “salvemos a los animales” y te llega alguien diciendo que si solo me importan ellos, que si los derechos de las personas me dan igual. Siempre va a haber alguien que te sorprenda, y eso aún me crea desconcierto. No recuerdo exactamente qué sentía, pero me imagino que sería una mezcla de euforia por publicar algo de lo que me sentía orgullosa y de extrañeza por la existencia de gente que me intentaba invalidar a mí, sin ser nadie relevante. Si fuera Trump, pues entiendo que mi poder es grande y que puedo hacer cosas notables, ¿pero yo?

Elan Cultural: ¿has llegado a arrepentirte de publicar algo por las respuestas de la gente?

Perra de Satán: a lo mejor sí ha aparecido el pensamiento de “no tendría que haberlo hecho porque aguantar todo esto no merece la pena” y me habré arrepentido de escribir cagadas, cosas que creía que eran de una manera pero que no eran así, o alguna vez que haya querido expresar algo de cierta forma pero no me salió bien. Ha habido esas cosillas, pero tanto como arrepentirme y decir “Dios, no tenía que haber ido por aquí”… no se me ocurre nada, la verdad.

Elan Cultural: ha habido muchos que, después de un linchamiento público en redes sociales, no han vuelto a publicar nada. ¿Qué les dirías a estas personas?

Perra de Satán: a ellos no lo sé, pero al resto le diría que todos somos libres de tomar las decisiones que nos dé la gana. A cada persona le afectan las cosas de formas diferentes, pero es que también hay factores externos importantes. Si yo tengo un día de mierda y me viene un gilipollas a decirme cualquier mierda o me insulta, me va a hundir, pero si yo tengo un día maravilloso y ese mismo gilipollas me dice lo que sea, me va a dar exactamente igual. Todos tenemos derecho a tomar distancia, a apartarnos, a escondernos, a darnos el tiempo que necesitemos, y quizás algún día sea yo esa persona que desaparezca temporalmente porque lo necesite. Nadie sabe tan bien como nosotros lo que necesitamos y lo que queremos hacer con nuestra carrera o nuestra vida. También te digo que dejar de publicar no significa dejar de escribir o dejar de pintar.

Elan Cultural: en las redes sociales también has hablado de feminismo. En España, las mujeres tan solo representan un 10 % de los carteles de festivales musicales pese a que cada vez haya más mujeres cantando y tocando instrumentos. ¿Qué tiene que pasar para que esta desigualdad se vaya equilibrando?

Perra de Satán: vivir un sistema heteropatriarcal implica que el hombre va a tener más ventajas que una mujer. En el terreno artístico-comercial, porque la música es arte pero el fin de los festivales es comercial, hay una pescadilla que se muerde la cola. Hay más nombres de hombres porque son más conocidos, con lo cual hay más público, con lo cual esos grupos de hombres se hacen más conocidos, con lo cual atraen a más público… frenar esa pescadilla implica muchas cosas. Imagínate que vas a organizar un cartel de un festival y tienes encima de la mesa diez grupos de hombres y diez grupos de mujeres. Tu objetivo como empresario es sacar pasta. ¿Quién te va a rentar más? Como en España se le da más prestigio a las bandas de hombres, o como mucho a una banda de hombres pero con una mujer cantando, pues es normal que haya esta desproporción. El estereotipo de rockero sigue siendo un hombre, el de DJ es hombre, el de cantautor es hombre también… casi diría que el único sitio en el que destacan las mujeres es en el diva-pop, pero en el resto de géneros parece que todavía entran mejor los hombres. Cuando existe esta pescadilla y lo que más le importa a la industria es el dinero, es muy difícil que se cambien las cosas. ¿Desde dónde se podría cambiar? Si los ayuntamientos y algunas asociaciones organizaran eventos culturales donde el dinero no fuera el único reclamo, quizás sí se podría cambiar algo. Si un ayuntamiento organiza las fiestas patronales y hay cinco conciertos gratuitos en la plaza mayor, que no se hacen por dinero porque, de hecho, es el propio ayuntamiento quien pone la pasta para que se hagan, pues se podría dar más representación a grupos de mujeres. En Zamora hay un festival de música emergente donde ponen de cabeza de cartel a alguien conocido para que la gente vaya, pero el resto de bandas son desconocidas. Este tipo de cosas son las que ayudan a resolver el problema poco a poco.

Elan Cultural: ahora mismo estás haciendo potcasts en directo. ¿Qué tipo de cosas podemos escuchar en él?

Perra de Satán: se llama “¿Puedo hablar!”. ¿Qué puedes escuchar? Pues a dos pesadas, porque somos pesadísimas, a dos señoras, que una se llama Enrique y la otra soy yo. Somos dos personas a las que les encanta hablar, que les encanta analizarse a sí mismas, que les encanta traer invitados y dejarles hablar. Te vas a encontrar un podcast divertido que entra bien porque es ameno y te ríes, pero en el que se tratan cosas serias, cosas importantes que nos afectan a todos, desde el haber tenido trastornos psicológicos o enfermedades mentales o físicas hasta haber tenido problemas para encontrar trabajo. Hablamos de todos los males de mi generación, los millenials. Se habla un poco de todo: es nuestro podcast, así que seguimos nuestro criterio, que es hablar de lo que nos gusta, de lo que nos molesta o de lo que nos apetece comentar.

Elan Cultural: ¿qué otros proyectos profesionales tienes entre manos?

Perra de Satán: pues me gusta mucho comer, así que me toca trabajar para poder hacerlo. Tengo otro podcast, que es de Santiago Camacho y se llama “Días extraños”. Un día me llamó y me dijo que le encantaría que participase en la sección de noticias extrañas, que es donde se habla de alguna noticia rara que dé algo de risa. Nunca había hecho podcasts, radios ni nada, pero me di cuenta de que me gustaba y de que era muy resuelta, y ahí sigo. En cuanto a “¿Puedo hablar!”, lo hemos llevado al teatro. Creemos que en otoño podremos hacer una gira por cinco o seis ciudades de España, pero ya veremos cómo está la situación.

Aparte de todo eso, como me gusta mucho comer y tengo que trabajar para hacerlo, estoy haciendo cosillas con marcas. Antes no lo hacía tanto porque no me sentía muy cómoda, pero ahora hay marcas que hacen las cosas de manera diferente.

Elan Cultural: has dicho un par de veces que te gusta mucho comer, y en tus redes sociales has hablado mucho sobre el hambre emocional. ¿Podrías explicar en qué consiste?

Perra de Satán: el hambre emocional es una falsa sensación de hambre que no es otra cosa que una mala gestión de tus emociones. Es algo que nos ocurre más o menos a todos: hay gente que cuando está nerviosa come mucho y gente que cuando está nerviosa nota que se le cierra el estómago. Eso es hambre emocional: dicho de malas maneras, es comerte tus emociones. ¿Estoy nerviosa? Como. ¿Estoy triste? Como. ¿Estoy aburrida? Como. ¿Estoy nerviosa? No como. ¿Estoy triste? No como. ¿Estoy aburrida? No como. En mi caso particular, el descontrol del hambre emocional me llevó a un trastorno de la alimentación y aún estoy trabajando por controlarlo, porque cuando me desestabilizo lo más mínimo lo primero que aparece son las ganas de meterme siete napolitanas en la boca a la vez.

Elan Cultural: antes de despedir la entrevista, ¿te gustaría decirle algo a los lectores?

Perra de Satán: sí, que no tengo novio, estoy soltera. No es que me encante la idea de tener novio, pero con esto de la pandemia me he dado cuenta de que está muy bien tener a una persona de referencia que esté siempre ahí para hacer cosas cuando nos apetezca. Es verdad que no soy muy de novio: llevo tanto tiempo soltera que me he acostumbrado y ya no busco novio, pero esta pandemia me ha enseñado a valorar lo que es tener a mano una persona con la que echar un polvo. Quim Gutiérrez, llámame.