Hace unos días acudimos a la sala Juglar, situada en pleno centro de Madrid, para disfrutar de Messura, una banda de La Rioja que mezcla el rock ‘n’ roll más clásico con los sonidos más canallas del indie.

El cuarteto de Logroño consiguió colgar el cartel de ‘sold out’, la sala estaba abarrotada y era realmente difícil moverse por el poco espacio que había. Esto no es más que una prueba firme de que Messura está en pleno crecimiento, es una banda en auge que con una buena promoción podrá ir dando saltos a salas más grandes en las que también puedan verles aquellos que se quedaron a las puertas el sábado 16 por no quedar siquiera entradas en la taquilla.

Con Diego M. Continente a la voz y a la guitarra, David Burgui a la guitarra y a los coros, Germán Ruiz-Alejos al bajo y José Luis Arriezu a la batería, dio inicio una noche para recordar tanto para la banda como para sus fans, que se sabían a pies puntillas prácticamente todas las canciones que sonaron en la Juglar. Comenzaron con una pequeña intro que, para la sorpresa de muchos, fue interpretada por ellos mismos. Normalmente las introducciones preconcierto están compuestas por sonidos pregrabados y, según avanza la apertura, van entrando poco a poco los miembros del grupo. Pero Messura no es una banda normal, no es una banda que quiera seguir lo que de una forma u otra está establecido. Messura es música, sus integrantes son músicos de verdad y quisieron hacer música en directo desde el segundo cero, sin tener que tirar de grabaciones o de cualquier otra manera de hacer música. Fueron hasta Lavapiés para tocar música, y eso es lo que hicieron.

El primer tema en sonar fue su gran “Soma”, seguido de “Animal”, “Mal” y “Virtud” justo antes de presentar uno a uno a los miembros que componen Messura. Durante todas las canciones dieron un perfecto ejemplo de que una buena banda que lleva buenas canciones y tienen las tablas necesarias para interpretarlas con garra y fuerza en un escenario puede dar un concierto espléndido pese a que el sonido no sea el mejor que podrían haber tenido.

Y así continuaron tocando canción tras canción, intercalando temas de su último trabajo, “Animal”, y del EP que sacaron en 2017, “Otoño XVII”. El orden del setlist fue muy correcto: supieron entrelazar muy bien los temas más indies con otros que tiran más hacia el rock, logrando evitar que el concierto cayera en la monotonía de sonar siempre igual y consiguiendo, por tanto, que fuera una montaña rusa de géneros, de intensidades y de sensaciones.

La canción que obtuvo mejor respuesta fue “Mienten”, el público enloqueció y la sala se llenó de alegría y exaltación. Si tuviera que poner un pero, además del sonido y de las luces de la sala, sería que no habría cerrado el concierto con “Odisea”. Es una buena canción, pero hiere la adrenalina de los temas anteriores porque tiene un inicio que, en comparación con lo anterior, es bastante lento. Tal vez un cierre más enérgico habría sido una mejor opción, pero siendo justos y objetivos, el concierto en sí cumplió de sobra con las expectativas que tenía y, desde luego, volvería a verles si se pasaran por Madrid de nuevo.

Setlist: 

1: Intro

2: Soma

3: Mal

4: Virtud

5: Pescador

6: Dicotomía

7: Silencio

8: Horizontes

9: Interludio

10: Mienten

11: Animal

12: Carnaval

13: Invertebrados

14: Odisea