Ayer, día 8 de febrero, la gira de Operación Triunfo 2018 arrancó por todo lo alto en un Wizink Center (Madrid) abarrotado por casi 15.000 personas, el 100 % de su capacidad. Fue un inicio de gira perfecto que ha servido para demostrar de una vez por todas que los chicos de esta edición han gustado y que han conseguido que miles de personas apuesten por ellos, por sus voces y por su futura carrera musical.

Podríamos hablar de números, comparar el concierto y a los concursantes de esta edición con los de la anterior o centrarnos en escribir sobre los finalistas y sobre el beso de África y Damion, pero ni sería justo ni plasmaríamos al 100 % lo que ocurrió ayer en el antiguo Palacio de los Deportes porque, de una forma u otra, cada uno de los chicos aportaron un color diferente a la paleta con la que se pintó una noche inolvidable.

La carta de presentación fue, cómo no, “This is me”, la primera canción grupal del programa. Los nervios de los concursantes fueron más que evidentes, pero es cierto que las tablas que han ganado en el programa hicieron que la actuación fuese mucho mejor que la de la Gala 1. Tal vez fue porque ya no tenían encima la presión de tener a un jurado pendiente de quién lo hace peor para nominarle, o tal vez fuera porque ya sabían (o se imaginaban) a qué se enfrentarían. Quién sabe. El caso es que ahí estaban ellos, cantándoles a 15.000 personas de todos los rincones de España que gritaban y coreaban al unísono ese himno de El Gran Showman.

Rápidamente, quince de los concursantes se bajaron del escenario para dar paso a la primera actuación en solitario de la noche: Alfonso levantó al público con el “Pégate” de la Gala 0. La elección de este tema tiene sus pros y sus contras: lo bueno es que es una canción festiva y muy rítmica que hace bailar a cualquiera, pero es cierto que al no haber sido grabada en estudio y que al ser Alfonso el primer expulsado de su edición, casi nadie se la sabía. La otra individual que podría haber cantado es una versión “All of me”, cuya traducción al español no terminó de convencer a casi nadie.

El “Bed I made” de Joan Garrido sería el siguiente tema en solitario. El mallorquín consiguió transmitir bastante buen rollo entre todos los asistentes, tanto por la canción en sí como por su actitud risueña y alegre. Estuvo sonriendo y moviéndose con su guitarra durante toda la actuación, pero al terminar tuvo que irse corriendo porque llegó el turno de Julia y Dave, que disfrutaron como dos niños con una piruleta. Su versión de “Vivir” no tiene nada que envidiar a la canción original; su interpretación, además, fue excelente. El único pero que se le puede poner es que cuando Dave canta, lo da todo, pero cuando le toca a Julia, es como si desapareciera del escenario. Da la sensación de que cuando canta, alguien le da al botón de “on” para encenderlo, pero que cuando tiene que guardar silencio, su cuerpo se apaga con su voz. Esta gira va a ser un máster para todos, y lo que Dave tiene que aprender es a tener tablas tanto cuando le toca cantar como cuando no.

Precisamente fue Dave quien presentó a Famous y María, que salieron con el equipo de baile para regalarnos el “1, 2, 3” que puso patas arriba el Wizink entero. Los visuales que pusieron al fondo del escenario fueron muy bien elegidos, pero es cierto que las luces quedaron algo pobres tanto por la falta de colores (fueron amarillas de principio a fin) como porque estuvieron demasiado estéticas. Parece un detalle tonto, pero la inclusión de algún otro color y más movimiento de luces habría hecho lucir muchísimo más la actuación. Dejando esto a un lado, la complicidad entre Famous y María fue evidente, lo pasaron en grande y consiguieron transmitirlo, aunque es verdad que Famous no se lució todo lo que podría haberse lucido. El ganador de la edición, tan agradecido como siempre, gritó un fuerte “gracias” y, junto a María, presentaron a África, que cantaría uno de los temas más reivindicativos de la noche, “God is a woman”. En “Somos” los 16 chicos cantan “somos lucha, somos arte, somos la revolución”. Es cierto que es una canción grupal que les representa a todos, pero esos versos definen a la perfección a África. La madrileña le ha cantado a 15.000 personas que Dios es una mujer, lo ha hecho con un arte que sería aplaudido por la mismísima Ariana Grande si viera la actuación y ha cerrado la boca a todos los haters que hicieron campaña en su contra para expulsarla del programa, asegurando que le hacía bullying a Damion.  En Operación Triunfo son muy pocos los que realmente consiguen hacerse un hueco estable en el panorama musical, ha pasado en todas las ediciones y muy probablemente esta no sea una excepción. África es una de las que, si juega bien sus cartas, puede tener un futuro prometedor. El tiempo lo dirá.

Llegó el turno de una de las actuaciones más esperadas de la noche: Alba Reche y Noelia ya estaban listas para romper el escenario con su “Respect”. Es sin duda uno de los mejores dúos de la edición: al talento innato de Noelia, una voz tan fuerte y potente como bonita y adictiva, se le suma la garra y las tablas de Alba, cuyas actuaciones brillaron tanto como el traje que vestía. Son dos guerreras que han nacido para comerse salas y estadios, aunque, tal y como le pasa a Dave, Noelia aún debe mejorar la presencia escénica cuando no le toca cantar, es su talón de Aquiles, pero viendo cómo ha ido progresando en el programa, no nos cabe duda de que superará este reto. Las luces, de nuevo, podrían haber sido mejores, pero el talento de las cantantes y del cuerpo de baile fueron suficientes para que “Respect” se convirtiese en una de las actuaciones más espectaculares de la noche.

Del poderío y la fuerza “Respect” pasamos a la emoción y la ternura de un “Give me love” que encandiló los corazones de todos los asistentes. Fue una de las canciones más emotivas de la noche, y no solo por la belleza con la que Damion interpreta el tema: el público jugó un papel muy importante. En el escenario tan solo estaba él con su guitarra acústica, como cuando tocaba en la calle Preciados, pero el estadio estaba totalmente iluminado gracias a las miles y miles de linternas encendidas que arroparon de magia al cantante callejero.

El ganador de la edición volvió al escenario, pero esta vez acompañado de Natalia para seducirnos con el “Feel it still” que ya en la Gala 1 hizo que nos enamorásemos de ellos. Los graves de Famous combinados con la virtuosa voz de Natalia son dos ingredientes que, juntos, hacen una combinación perfecta, y así lo demostraron ante un público feliz y satisfecho al cien por cien de haberse comprado la entrada. Quizás sean los perfiles más internacionales de la edición, sin duda alguna triunfarían fuera de las fronteras españolas con una buena promoción y con temas que estén a la altura de su talento.

El escenario del Wizink se convirtió en “El cuarto de Tula”, donde se vio a una Sabela con una templanza y un saber estar que no son normales para alguien que está cantando ante 15.000 personas por primera vez. La gallega cantó y bailó con una facilidad pasmosa, transmitió muchísima alegría y se ganó a todo el público, incluido el personal de seguridad, quienes seguían inconscientemente el ritmo de la canción con la cabeza. Como ella misma cantó en medio del tema, “se prendió candela en el Wizink Center”. Lo único que le faltó a la actuación fue una corona para ponérsela; el resto, un diez.

Marta Sango tenía uno de los papeles más difíciles de la noche: conseguir emocionar con una balada a un público que 10 segundos antes estaba de fiesta con Sabela, pero Marta es mucha Marta y superó el reto con creces. Su “One more try” hizo llorar a más de un fan, y no fue para menos: su voz, su temple, su seguridad, su intensidad y su carisma son capaces de emocionar hasta a la persona más fría. El público, de nuevo, quiso aportar su granito de arena iluminando el Wizink con sus linternas, haciendo que la actuación fuese aún más mágica.

Rápidamente la gallega de la edición volvió al escenario para regalarnos otro Sabelazo, pero esta vez acompañada de Alfonso. “Échame la culpa” sería la última canción del primer expulsado, así que aprovechó para darlo todo e intentar hacer temblar el suelo del Wizink con sus pasos de baile. Sabela la interpretó infinitamente mejor que en el programa, y Alfonso también hizo un gran trabajo. Por primera vez en todo el concierto pudimos ver algo de pirotecnia, que pese a ser bastante humilde, le dio muchos puntos a la actuación.

Marilia y Joan salieron al escenario para cantar su versión de «Another day of Sun», del musical La La Land . Fue una pena que al principio el volumen del micrófono de Marilia estuviese tan bajo, pero afortunadamente no tardaron demasiado en resolver el problema. En momentos puntuales el baile estuvo algo descoordinado, pero las voces y las interpretaciones del tema estuvieron muy correctas y consiguieron transmitir toda la ternura y alegría que requiere la canción. Fueron ellos los encargados de presentar a “los más guapos del barrio”, Miki y Carlos Right. Antes de que salieran a cantar, el público ya estalló en gritos y ovaciones para el dúo, que llevaron al Wizink toda la fiesta y verbena de “El ataque de las chicas cocodrilo”. No paraban de mirarse el uno al otro mientras sonreían y cantaban, como si no se terminasen de creer lo que estaban viviendo. Sus caras eran pura felicidad, tenían muchísimas ganas de darlo todo y fueron capaces de contagiar toda esa adrenalina y entusiasmo a un público que no paraba de saltar y de cantar como si no hubiese un mañana.

Marilia volvió a tomar el relevo para cantar la preciosa “Hasta la raíz”, pero el sonido no estuvo de su parte y, pese a que ella hizo una muy buena actuación, el conjunto quedó algo cojo: se le oía bastante por debajo de los instrumentos, por lo que no pudimos disfrutar del tema en condiciones. Fue una pena no poder escuchar bien un tema tan bonito cantado por la voz más dulce e inocente de la academia. Cuando terminó la canción, se despidió con un “Madrid, los sueños se hacen realidad” y, con la sonrisa que tanto la caracteriza, se marchó para dar paso al “Rock and roll bumerang” de Dave, que clavó su actuación. Estaba él solo en el escenario, no había ni un solo bailarín, así que todo el peso de la canción estaba en sus hombros. Dave se convirtió en un rockero hecho y derecho, de los que se comen los escenarios con una energía desbordante que les obliga a estar saltando, corriendo y bailando desde la primera hasta la última nota. El Dave “apagado” que vimos en “Vivir” desapareció sin dejar rastro, y menos mal, porque el Dave con las pilas cargadas nos encanta.

Llegado el ecuador del concierto, todos los triunfitos salieron a cantar juntos el “Don’t stop me now” de Queen, una de las mejores canciones de la noche (y de la vida en general). A estas alturas ya habían demostrado con creces que tienen madera de cantantes, aunque es cierto que hubo errores que deben corregir cuanto antes para dejar de ser uno más y conseguir sobresalir entre la multitud. No es ningún secreto que las discográficas apuestan más por unos que por otros, y los conciertos son un punto fundamental para ganarse al público y conseguir más oportunidades de triunfo en el futuro. Deben aprovechar esta gran oportunidad que se les ha dado para aprender, para seducir a los asistentes y para ganar cuantos más seguidores, mejor, y así poder vivir de lo que más aman en este mundo: la música.

Por fin llegó la primera individual de Alba Reche, “She used to be mine”. La segunda finalista demostró que todo el amor y el cariño que le está llegando desde que salió del concurso es totalmente merecido: esta chica suda talento, arte y emoción. La interpretación de la canción de Sara Bareilles fue tan buena que la propia autora quiso felicitar a la de Elche por Twitter. Por si el talento de Alba no fuera suficiente, la intensidad del tema creció cuando en uno de los estribillos se activó la pirotecnia, haciendo estallar al público en gritos de emoción.

Todavía con los sentimientos a flor de piel, Damion y África salieron al escenario para subirnos el azúcar con el “Perfect” de Ed Sheeran. Durante toda la canción, la química entre la pareja de la edición fue más que evidente: en las partes de África, Damion la abrazaba y acercaba su cara a la frente de la madrileña para cantarle que, efectivamente, ella es perfecta para él. Los únicos momentos en los que no estaban agarrados era en los que se alejaban el uno del otro para cantar mirándose a los ojos, para admirarse con la mirada y, como todos pudimos ver, para esbozar una sonrisa que anunciaba lo que estaba por venir: un beso que demuestra lo que se quieren, lo que sienten y lo que son. Felices como nadie, se despidieron del público para dar paso a una Sabela preparada para regalarnos música de su tierra: “Benditas Feridas”. La verdad es que la gente aún estaba en shock por el beso de Damion y África así que, mientras la gallega cantaba su tema, el público seguía comentándolo y no la hicieron demasiado caso. Fue una actuación un poco estática para mi gusto: no se movió de su sitio en ningún momento, las luces estuvieron todo el tiempo fijas y del mismo color, no hubo ni pirotecnia… Sabela cantó muy bien, pero en un concierto en el que hay entradas que casi llegan a los cien euros se exige que haya algo que haga lucir más las canciones.

A Carlos Right le pasó algo parecido en “Everything”. Cantó muy bien y conectó mucho con el público, prácticamente se lo metió en su bolsillo, pero tener un escenario tan grande como el del Wizink y tenerlo muerto de risa es un delito. La culpa no fue de Carlos: se estuvo moviendo de lado a lado y “cruzó la pasarela”, pero todo el hueco vacío, que encima estaba iluminado con unas luces blancas más estáticas que una piedra, deslució una actuación que podría haber sido mucho más emotiva e intensa con un par de elementos extra, o incluso apagando las luces y dejando un solo foco que ilumine solamente a Carlos. Esperemos que en los próximos conciertos los técnicos se pongan un poco más las pilas con este tipo de cosas, porque tanto los chicos de OT como el público merece un espectáculo en todas y cada una de las canciones.

El siguiente dúo fue el de Alba y Natalia, que hicieron un directazo de “Toxic” que, con todo el respeto del mundo, ya le gustaría hacer a Britney Spears. Estuvieron espectaculares vocalmente hablando, y el cuerpo de baile, como siempre, de matrícula de honor, pero aún así no terminó de cuajar tanto como nos hubiera gustado. En un momento dado, las dos tuvieron que echar a correr desde la pasarela al escenario principal porque no llegaban a tiempo para hacer la coreografía que se les marcó. Es lo que pasa cuando las pasarelas son de siete kilómetros y no se pone una más pequeña, las pobres no tenían otra opción que correr. Además de esto, se les vio más distanciadas que en la Gala 4, pero también es perfectamente normal porque ahora son conscientes de que son el mayor shippeo de la edición y que cualquier gesto de cariño que se hagan, será malinterpretado y, una vez más en Operación Triunfo, será más comentado que la propia actuación. ¿Que tanto Alba como Natalia cantan genial, bailan e interpretan de sobresaliente y que la canción les va como anillo al dedo? Sí. ¿Que lo tenían más complicado que el resto por tener que hacerse la maratón para llegar a las coreografías y hacer el tema con la presión del “qué dirán”? También. Las dos hicieron un trabajo excelente y sin duda alguna lo mejorarán a lo largo de la gira porque se irán soltando más y porque, afortunadamente, las salas en las que canten serán más pequeñas, así que la pasarela, esperemos, también.

Julia Medina es la voz de la pasión y la melancolía de la edición. Su canto es puro sentimiento, sus “90 minutos” nos robaron un trocito de corazón a todos los asistentes, cayendo totalmente enamorados de su arte. Ver a Julia no es ver a una chica recién salida de un programa de televisión: es ver a una profesional de los pies a la cabeza, a una cantante que lleva toda la vida subiéndose a escenarios y enfrentándose a un público de 15.000 personas. Fue un diez en “Vivir”, un diez en “90 minutos” y también en “Mi historia entre tus dedos”, cantada a dúo con Carlos Right, donde no pararon de mirarse a los ojos desde la primera nota hasta la última.

El tema más de barrio llegó con una María Villar dispuesta a romperse el alma con otra de las canciones más míticas de la edición, “Voy en un coche”. Pese a la polémica que surgió en el programa por la curiosa forma de interpretar el tema, absolutamente todo el mundo terminó clamando al cielo que se van de la ciudad y que no volverán más. La actitud de María superó con creces a cualquiera de sus actuaciones en el programa, seguramente porque ya estaba en su salsa y podía moverse como le diera la gana sin tener que ceñirse al 100 % a unos pasos marcados para que el número saliera bien en televisión. No es lo mismo un concierto en vivo que una gala televisada: en un concierto hay mucho más hueco para improvisar y conectar con el público. Si María sigue así en la gira, será una de las que más fans nuevos gane de todos los triunfitos.

El espectáculo que dio Miki en “Com una lluna a l’aigua” fue una gozada. Actitud festivalera de sobresaliente, la voz en su sitio, las luces, por fin, totalmente acertadas, la pirotecnia avivando el fuego de la multitud… Si la carrera musical de Miki tira por este estilo, le espera un futuro prometedor lleno de conciertos, fiestas y festivales, cante en el idioma que cante.

Natalia Lacunza volvió al escenario para cantar y tocar en el piano “The sicentist”. Detrás de ese temple que parece acompañar siempre a la tercera finalista había muchísimos nervios: cuando la pantalla gigante enfocaba a sus manos, se les veía muy temblorosas y frágiles, eran puro nervio. No obstante, la profesionalidad y el valor de Natalia son mucho más fuertes que sus nervios y no solo consiguió sacar adelante el tema, sino que lo hizo con muchísimo gusto, transmitiendo, emocionando y dejando con muchísimas ganas de más.

El ganador del programa, Famous, volvería al escenario para dejarnos con los pelos de punta con el tema que cantó en la final, “And I am telling you I’m not going”. Hizo una muy buena interpretación, pero es cierto que, pese al griterío y las ovaciones que hubo al final de la canción, muchas personas salieron diciendo que les había dejado algo fríos, que lo había hecho muy bien, pero que no había conseguido transmitirles demasiado.

La balada de la noche llegaría de la mano de Noelia, quien, al final de la pasarela, nos cantaría ese tremendísimo “Stone Cold” que tanto la define. El poderío de Noelia sobrepasa cualquier límite, fue sin duda una de las actuaciones de la noche y, al igual que María, seguramente sea de las que gane más seguidores nuevos y de las que tenga más reconocimiento en esta gira. La ilusión y felicidad que tenía Noelia encima era más que palpable: tan solo había que ver cómo brillaban sus ojos de la emoción y la mirada de agradecimiento profundo que le dedicó a todo el público. Tiene un talento y una voz tan grandes como lo son sus sueños y su ilusión, así que, si trabaja y se esfuerza tanto como lo ha estado haciendo hasta ahora, su nombre se seguirá escuchando en España durante muchos años.

Madrid se rindió ante los pies de Alba, Natalia y Julia, el primer y último trío de la noche, con “Este amor no se toca”. Si no la única, es la canción a tres voces que más relevancia ha tenido en esta edición, tenía que sonar en el Wizink sí o sí. No hubo quien no cantase con las finalistas, quienes consiguieron transmitir una euforia y una alegría a la altura de las expectativas que existían desde antes del concierto. Antes del último estribillo, las tres saltaron y gritaron a la vez un “¡mamarrachas!” que ojalá empiece a gritar también el público a partir del siguiente concierto. Si algún lector tiene pensado asistir a alguno, le pedimos que por favor se una a ellas y haga que ese “¡mamarrachas!” pase a formar parte de la canción (gracias de antemano).

Marta y Famous entraron en escena para poner en marcha la maquinaria de “September”, que ya en su día fue uno de los temas estrella de Operación Triunfo (en 2005). Su trabajo no solo era hacer una actuación que estuviese al mismo nivel que las de sus compañeros, sino que, además, no podíamos echar de menos la versión del ganador de la cuarta edición, Sergio Rivero, y, sintiéndolo mucho por él, cumplieron el objetivo sin demasiada dificultad. Marta pidió públicamente un montón de veces que les dejaran cantar “September” en la gira, y menos mal que le han hecho caso. Dos voces y cantantes tan buenos haciendo suya una canción tan emblemática no podría terminar de otra forma que con uno de los aplausos más fuertes de la noche.

Hace ya un buen rato desde que la euforia de la gente estaba por los aires: la parte final del concierto es muchísimo mejor que la del principio, y no por los chicos, sino por las propias canciones. ¿Quién es capaz de escuchar en directo un “Spice up your life” y no unirse a la fiesta? Es una de las mejores grupales que ha habido en el programa, y momentos como el “then polka” de Sabela no hacen más que hacerla más icónica. Hay que hacer una mención especial a Damion, que el pobre ya avisó que las coreografías no son lo suyo, pero no se le ve tirar la toalla.

Los chicos dejaron el escenario para dejar a una espectacular Alba Reche haciendo de “La llorona”, la actuación con más reproducciones en YouTube de todo el programa. El desgarre que tiene Alba al cantar hacen que esta versión sea tan única y original como alucinante. La Llorona hechizó a nada más y nada menos que 15.000 personas que cantaron y lloraron con ella, con Alba, con la voz más personal y excepcional de la academia.

El estadio de pronto se convirtió en un terremoto y los culpables fueron Natalia, su “Seven nation army” y los vastísimos coros que le brindó el público. Natalia no hace más que demostrar que ha nacido para brillar: en “Toxic” corrió la maratón para llegar a la coreografía, en “The Scientist” luchó contra sus miedos y nervios, saliendo victoriosa, y esta vez casi se tiene que enfrentar al golpe de su vida, ya que en una de las acrobacias del número estuvo a nada de estamparse contra el suelo si los bailarines no llegar a sujetarla. Cosas del directo.

El ritmo no hizo más que crecer cuando Famous dio una masterclass de “cómo comerse el escenario” con un “Uptown funk” inmejorable. Clavó el baile, clavó la voz, clavó la interpretación, clavó la actitud y, de nuevo, también lo clavaron los bailarines. El sevillano demostró ser el merecido ganador de su edición, el carisma y el flow que tiene encima del escenario con temas como “Uptown funk” es de otro planeta.

Los dieciséis chicos volvieron a subirse al escenario para cantarnos “Somos”, el himno no solo de su edición, sino de su generación. Fue totalmente imposible no emocionarse con ellos, que se secaban las lágrimas de los ojos a la vez que cantaban, que pateaban al aire todos juntos antes del estribillo (menudo impacto el de Marta Sango) mientras veían caer el confeti del techo o mientras jugaban con los globos que el público les lanzó como muestra de cariño. Fue el momento más alegre, emotivo y feliz de la noche, tanto para ellos como para nosotros, los espectadores, que agradecemos hasta la saciedad haber podido compartir con ellos su primer concierto.

Por si no hubiese suficiente alegría, Miki nos la trajo con el siguiente tema, “La venda”, que será el que represente a España en Eurovisión 2019. Le han hecho algunos arreglos que hacen que la canción sea aún más rítmica, movida y divertida, aunque aún no sabemos si son definitivos o si están probándolos para ver cómo funcionan en directo. Al final de la canción, sus compañeros de programa se unieron a él para cantar juntos el último estribillo, aunque solo fuese el catalán el que llevara micrófono. En vez de volver al camerino cuando “la venda ya cayó”, se quedaron para regalarnos las dos últimas canciones de la noche: “Viva la vida” y la que nació en el propio programa, “Buenas noches”.

Los chicos consiguieron que #OT18ConciertoMadrid fuese Trending Topic en España, Argentina, Brazil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Su futuro como artistas individuales aún es totalmente desconocido, pero ya tendrán tiempo de que se centren en sus carreras. Ahora lo que deben hacer es disfrutar, emocionarse con cada nota que canten en los conciertos, aprovechar hasta el último segundo de actuación para vivir su sueño e intentar hacerlo lo mejor posible para ir ganando fans poco a poco y así tener una base sólida que les apoye desde el principio.