¿Hay mejor forma de empezar el año que con un buen concierto? Nosotros creemos que no, pero también somos conscientes de que no es nada fácil: las Navidades son fiestas muy bonitas, pero también muy caras, y además, al haber tanta fecha señalada acumulada, no siempre quedan fuerzas (ni ganas) de apagar Netflix y salir de casa a hacer vida. Aún así Miki Núñez y su banda triunfaron por todo lo alto y el público salió de la sala But con un sabor de boca inmejorable.

Crónica: Luis SánchezFotografías: Nat Enemede

El concierto empezaba a las 21:00, pero para amenizar la espera y calentar los motores, Manel Navarro subiría al escenario para cantar seis de sus canciones. Todo el mundo conoce el ‘Do it for your lover’ de Eurovisión, pero Manel es mucho más que eso y la manera en la que está enfocando su carrera actualmente está a años luz de lo que pudimos ver en el certamen. Manel hace música suave, dulce, melancólica, es un chico que transmite mucha calma, que apacigua y serena. Tenía sobre sus hombros un reto muy complicado de llevar a cabo: que la gente descubriese al nuevo Manel Navarro, que escuchasen sus canciones y se dejaran llevar por la atmósfera tan apaciguador y especial que crea. La música que hace es muy distinta a la de Miki, y no hay que olvidar que su público había pagado una entrada para dar palmas al ritmo de las trompetas y para gritar, saltar y cantar como si no hubiera un mañana. El público es muy distinto, pero no hay reto que Manel no sea capaz de encarar con la guitarra por delante.

La primera canción que tocó fue ‘Que te vaya bien’, un sencillo que no tardará demasiado en salir en las plataformas digitales. Es una canción que habla del momento en el que aceptas que una relación ha terminado y, aunque en el concierto la cantó él solo, en la versión de estudio estará acompañado por la voz de Belén Aguilera.

‘¿Qué tal?’ fue su siguiente apuesta, otra de las canciones que todavía no han salido. Como dijimos antes, Manel transmite mucha calma y paz con sus canciones y con su voz, y pese a que buena parte del público estaba más pendiente de sus conversaciones que del concierto, el catalán nunca perdió esa media sonrisa que se tiene cuando haces algo que de verdad te gusta, que respetas y que ansías transmitir. Si el público hubiese ido concienciado de que esa noche habría dos conciertos, uno más íntimo y otro más cañero, seguramente se habría metido en el bolsillo a muchos nuevos seguidores porque hizo una actuación muy buena, pero al haber tanto ruido de fondo era difícil meterse en el papel que exigen este tipo de temas.

El tercer sencillo iba dirigido a aquellas personas que están en los buenos momentos, pero que en los malos desaparecen y hacen como si no te conocieran. Manel se pregunta “¿qué mas da verte y no tenerte si yo te di una vida y la devuelves?”, y, como todo en la vida, a veces es más fácil dejar de buscar una respuesta que no existe, dedicarle un ‘Que tengas suerte’ y seguir con tu vida. El mensaje vuelve a ser el protagonista de la canción junto a la voz de Manel y a la guitarra, donde sonó especialmente bien en el cuarto tema, otra de las canciones inéditas que estará en su primer disco.

Con ‘Voulez-vous dancer?’ ya se intuía que el final estaba cerca, y es que fue la primera canción que tocó que ya se conocía. Es un tema que habla del poliamor y del descubrimiento de la sexualidad en la adolescencia. Había bastante gente que se sabía el estribillo y, de nuevo, pudimos ver a un Manel serio con los ojos cerrados que, al abrirlos, no podía resistir lanzar otra de esas tímidas sonrisas a medio hacer que denotaba un orgullo y una satisfacción que se pone por encima a cualquier mal trago que haya tenido que pasar para llegar hasta ahí.

Su momento terminó con ‘Mi mejor despedida’, su último single, que habla sobre el momento en que se rompe una relación, pero lejos de tomártelo con enfado o resentimiento, le deseas de corazón lo mejor a la otra persona, sea contigo o sin ti.

Manel dio un muy buen concierto y sus canciones, desconocidas para prácticamente toda la sala, fueron muy bien aceptadas por todos, pero debido al ruido de fondo no se pudo disfrutar tanto como podría haberse hecho. Estará tocando en Barcelona el día 5 de abril y en Madrid el 19 del mismo mes y desde aquí os recomendamos a todos a que no os lo perdáis: nosotros, desde luego, no lo haremos.

Pasaron unos 15 minutos hasta que la banda entró uno a uno al escenario, dejando en último lugar Miki Núñez, el verdadero protagonista de la noche. ‘La última palabra’ es una canción perfecta para empezar: en un concierto como el de Miki, el público debe venirse arriba desde el primer momento, y ese toque de palmas tan rítmico y ese estribillo tan fácil y alegre de cantar hacen de esta entrada un arranque de diez.

El tema terminó y, seguidamente, empezaron a tocar las trompetas mientras el público tarareaba la melodía instrumental. Todos se vinieron arriba, y cuando digo todos, ‘Nadie se salva’. El sonido era muy bueno: quizás las trompetas estuvieran un poco más altas que el resto, pero lejos de arruinar la canción por opacar algún otro instrumento o al propio Miki, le dieron todavía más alegría y diversión a la noche. La fiesta estaba asegurada y habiendo escuchado tan solo estas dos pistas el precio de la entrada ya estaba más que pagado. Si en algún festival como el Coca-Cola o el Primavera Pop, donde solo pueden tocar un par de temas, hubiese cantado solamente estas dos canciones, nadie se habría quejado y se habría ganado un buen número de seguidores nuevos. Después del último “nadie se salva”, dio las gracias, felicitó el año nuevo y el show continuó con el ‘Prefiero’ de la Gala 0 de Operación Triunfo. La gente seguía cantando, pero es cierto que se calmó un poco en comparación con lo anterior.

No hay que olvidar que Miki solo tiene un disco en el mercado, así que era bastante evidente que algún que otro cover caería: ‘Gasolina’, de Kayo Malayo, encendió a toda una sala But imbuida en verbena y buen rollo. Hay que decir que el show de Miki no habría sido el mismo sin la gran labor de su banda, que transmitía una felicidad y unas ganas de emborracharse de alegría y de música que pocas bandas al completo consiguen transmitir. Exactamente lo mismo podemos decir de ‘Eterno Verano’: la banda fue absolutamente brillante.

Ya en ‘Apaga la luz’ nos dimos cuenta de algo, y es que es muy difícil ir a un concierto de algún concursante de OT y ver que la gente está más pendiente de disfrutar, pasárselo bien, cantar y bailar que de grabar el concierto de principio a fin para que todos sus seguidores lo vean aunque casi ni se haya enterado de lo que ha pasado. Sin embargo, el caso de Miki fue justo el contrario: tan solo había algunos móviles en las primeras filas, pero en la parte de atrás todo el mundo tenía el 100 % de su atención clavada en el catalán y en su banda. Cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero cuando hay cero postureo, es por algo.

Otro cover cayó, pero esta vez fue un medley de ‘Carnaval’ en catalán y de ‘A quién le importa’. La adrenalina por los aires, todas las manos alzadas hacia el cielo y un Miki que se derretía de felicidad. Cuánto se nota cuando un cantante disfruta de lo que hace y qué bien sale siempre que se pongna la alegría y el respeto por la música por delante.

‘Per tu’ es algo más calmada, aunque aún mantiene ese ritmo alegre tan característico del disco Amuza. En el estribillo Miki empezó a mover los brazos de un lado a otro y tenía tantísima energía en el cuerpo que sin darse cuenta terminó dándole una masterclass de aerobic a las 1000 personas que estaban delante de él. Es muy bonito cuando un artista canta varios temas en catalán en Madrid y, lejos de avivar un rechazo típico de intolerantes que no se paran un par de segundos a pensar la tontería que van a decir, la gente se une a su canto para terminar formando una sola voz que lanza un mismo mensaje: “per tu, per mi, xotarem les pedres del camí”.

La gente se reunió en la But para ‘Vivir al 100 %’, y vaya si lo vivieron. En este tema la banda volvió a ser la verdadera protagonista, sin desmerecer a Miki, pero es que los músicos le dan a las canciones un rollo alucinante. Se movían de un lado a otro siguiendo una coreografía que, preparada o improvisada, terminaba por contagiar a todo el mundo. Si ellos se movían de derecha a izquierda, el público también. ¿Que empezaban a dar palmas? La gente les seguía. ¿Que cerraban el puño y levantaban los brazos al son de la música en señal de libertad? Os lo podéis imaginar.

‘Coral de arrecife’ sería la siguiente en entrar en juego y, aunque fuese sin Sofía Ellar, todo el mundo quedó encantado. La química entre los músicos, repito, era evidentísima: todos se miraban y se sonreían entre ellos mientras Miki cantaba ese “qué bonito ver bailar al Sol con tu sonrisa”. La gente seguía igual de partícipe que en el primer tema, y también lo fueron en el siguiente, una versión muy personal del ‘Me voy’ (qué lástima, pero adiós) de Julieta Venegas.

Uno de los remembers más bonitos de la noche llegó, y es que ‘La cabaña’ es una canción que escribió pensando en sus compañeros de edición de OT y se pasó el tema entero mirando a Joan, Natalia y María, que estaban en la parte de arriba de la sala. Nada más terminar, enlazó el tema con una de las canciones que mejor hizo en el programa: ‘Una lluna a l’aigua’, momento en el que el público, como era de esperar, se rompió en aplausos.

No podía terminar el concierto sin un pequeño adelanto de lo que está por llegar: ‘Y si te vas’ es un nuevo sencillo que, esperemos, no tardará mucho en estar en nuestras manos. Cuando terminó la canción, desapareció unos segundos del escenario para volver con dos certificaciones de oro por el número de ventas de su música. Aprovechó el momento para volver a darle las gracias al público, a su equipo, a los amigos que vinieron a verle (especialmente a Joan, que vino de Cataluña solo por el concierto) y a su familia, que también estaba allí.

Siguió hablando para explicar que la siguiente canción, ‘Escriurem’, fue la más fácil de componer al tiempo que la más difícil a nivel emocional. Contó que la maqueta duraba unos seis minutos y medio y que le estuvo mandando muchos audios con los cambios y la evolución del tema a María Villar, así que la invitó a subirse al escenario con él y nos regalaron un dueto más que inesperado. Fue una pena que el volumen del micrófono de María estuviese tan bajito, apenas se le escuchaba.

Solo quedaban dos canciones para decir adiós, y como en toda fiesta, la traca final tiene que ser la más explosiva. ‘La venda’ cayó sobre una sala But eufórica y con los niveles de adrenalina por las nubes. En el último estribillo, los compañeros de programa que estaban allí subieron a acompañarle, tal y como hicieron en OT cuando seleccionaron ‘La venda’ para representarnos en Eurovisión. ‘Celébrate’ fue el broche de oro que cerró un concierto para recordar, no solo porque haya sido el primero del año para casi todos, sino porque estamos seguros de que será uno de los mejores de todo 2020.